viernes, 4 de enero de 2008

Emblemática critica a la falta de solidaridad en “El Ladrón de Bicicletas”

FUENTE: DIARIO NORTE (04/01/08)

Por segundo año consecutivo, el gobierno departamental a través de la dirección de cultura, llevará a cabo una singular muestra de cine en la plaza Flores. En esta ocasión se denomina “Lo mejor de la historia del Cine” y comienza el próximo domingo el día 6 de enero, a la hora 21:00 con exhibición de la película “El Ladrón de Bicicletas”.

Es una película de 1948, dirigida por el célebre Vittorio De Sica, con guión de Cesare Zavattini sobre novela de Luigi Bartolini, escritor y pintor italiano, nacido en 1914 y fallecido en 1963. Interpretada los actores no profesionales Lamberto Maggiorani, Enzo Staiola, Lianella Carell, Gino Saltamerenda, Vittorio Antonucci, Giulio Chiari, Elena Altieri . Son gente de la calle Lianella Carrell era periodista, Enzo Staiola (el hijo) fue "encontrado" entre curiosos que presenciaban el rodaje de la película, y Lamberto Maggiorani (el padre) era ¡un obrero de verdad!.

El Ladrón de Bicicletas – según la crítica universal - es una de las obras cumbre del neorrealismo italiano. Forma parte de una trilogía de De Sica, que recorre los problemas de los hombres, desde que son niños (El limpiabotas), hasta que son ancianos (Umberto D), pasando por los hombres adultos (El ladrón de bicicletas). Se afirma que no se puede hablar de De Sica, sin hablar de Cesare Zavattini, guionista que trabajó mucho con el director, y que fue llamado el padre del neorrealismo. Decía Zavattini: "mi idea es desnovelizar el cine: quisiera enseñar a los hombres a mirar la vida cotidiana, con la misma pasión que sienten al leer un libro".

Roma, no es el mero escenario de la película sino una protagonista más de la historia. Devastada por la guerra, acaba de empezar su lento camino hacia la reconstrucción. La película nos cuenta la vida de Antonio Ricci y su familia, su esposa María, y su hijo Bruno, en lucha por resarcir los daños económicos que dejó el conflicto. La hostilidad e indiferencia, conductas comprensibles después de una guerra, se anteponen a los valores humanos y la desesperación por no contar con un ingreso, haciendo el ambiente duro dominado por una colectiva y silenciosa histeria contenida.

Según los críticos “el compromiso ético y estético de esta película a demás de denunciar la severidad de una sociedad, muestra la relación padre-hijo y cómo el deseo por sacar adelante a la familia no siempre es suficiente para poder realizarlo. Y aunque Antonio le dijo a su hijo que “Todo se resuelve, menos la muerte”, pronto la realidad lo haría dudar de su aseveración”.

Este tipo de películas que exaltan el esfuerzo de un padre por sacar adelante a su hijo (o familia) no sólo es una historia conmovedora sino que presenta una crítica a la pérdida de solidaridad y aguda severidad que tienen las sociedades ante los problemas de los otros, en especial cuando los otros están marginados, débiles, pobres y desamparados.

Se destaca en la película que durante la travesía que hace Antonio con su hijo Bruno para recuperar la bicicleta robada, el director aprovecha y retrata varios aspectos criticables de la sociedad italiana, por ejemplo: la sed de creer en algo, ya sea en una doctrina bien establecida como lo es la iglesia católica o una vidente que tiene fama de saber y tener las respuestas para todo. Otro elemento que critica es la indiferencia tanto de la sociedad como de la burocracia, del poder en turno, pues cuando Antonio hace la denuncia del robo, los servidores públicos no toman en cuenta la situación de este hombre.

Al final, de Sicca expone una situación difícil que pone en reflexión varios puntos, como la honestidad, la desesperación y la impotencia, ya que el padre encuentra una posibilidad de obtener otra bicicleta, pero robada. La disyuntiva así como el desenlace que se presenta es la dramática muestra de algunas de las consecuencias de vivir en una sociedad indiferente donde “el otro” queda anulado por el egoísmo y la procuración del bien propio. El final es abierto, trágico pero esperanzador.

Sin duda, séptimo arte de primer nivel, que entretiene, educa e impacta positivamente el alma y la sensibilidad. Una reflexión y un replanteo de los problemas y valores del ser humano de todos los tiempos.Al concluir la invitación a disfrutar de la muestra “Lo mejor de la historia del cine”, en la plaza Flores, debemos señalar la paradoja: la mejor sala de cine de Rivera, - la del Gran Rex – sobre avenida Sarandi, lamentablemente dedicada a la prédica del fetichismo, el anticristianismo, y los antivalores, en nombre del “reino de Dios”. Es de no creer. Se trata en nuestra ciudad de uno de los templos de la diosa Locura expuesto proféticamente hace cinco siglos por Erasmo de Rótterdam, el humanista.